(Encontraréis una reseña más corta publicada en el Salmón Contracorriente)
Imagínense un palo de madera medio sumergido en un lago, con la
superficie del agua reflejando la parte de palo que queda fuera. Desde
distintas perspectivas, este palo se verá en forma de V, con distintos ángulos.
Ninguna de las visiones es falsa, pero la realidad es que el palo es recto y su
otra mitad está debajo del agua.
Esta es la metáfora con la que Yanis Varoufakis introduce su
hipótesis en el Minotauro Global. Cada una de las explicaciones que se han dado
sobre las causas de la Gran Recesión que vivimos desde 2008 son visiones del
palo en forma de V: riesgo excesivo, mala regulación financiera, avaricia de
los banqueros, mala teoría económica, crisis sistémica... Todas son visiones
válidas; pero falta la explicación subyacente, la causa última, el trozo de
palo bajo el agua. La hipótesis de Varoufakis es que esta causa última, que él
llama el Minotauro Global, es un sistema de flujos económicos internacionales
según el cual los superávits del mundo entero financiaban la expansión
insostenible de un doble déficit, público y comercial, sobre el que EEUU ha
construido su hegemonía política y económica.
¿En qué consiste un doble déficit? Por un lado, es un problema de
estructura productiva: países que producen menos de lo que consumen y cuyas
exportaciones son más baratas que sus importaciones. Tradicionalmente los
países productores de materias primas han tenido déficit comercial frente los
países productores de maquinaria y tecnología. Por otro lado, la deuda pública
que emite un país crece porque lo que ingresa el estado en impuestos es menor
de lo que gasta en transferencias e intereses. ¿Quién financia esta deuda?
¿Quién está dispuesto a invertir su capital en Bonos del Tesoro de un país para
convertirse en su acreedor? Al ministro Varoufakis le gustaría tener respuesta a
estas preguntas para Grecia.
Que estos déficits vayan juntos es, en general, una mala idea.
Significa que un gobierno se endeuda con unas garantías de solvencia (capacidad
de recaudar impuestos para devolver la deuda) sobre una economía que gasta más
de lo que produce, y por tanto también se endeuda con el exterior. Esta es la
razón por la que los países del Sur de Europa están sufriendo la crisis
desproporcionadamente, con muy poco margen de maniobra respecto a lo que diga y
ordene quien financia estos déficits: Alemania. Con la excepción de si eres
EEUU y tienes la maquinita mágica para crear un papel que todo el mundo acepta
como dinero: el $.
¿Es mejor tener superávit? No hay que olvidar que nadie vende sin
que alguien compre. En otras palabras, el superávit de un país es el déficit de
otro. Lo esencial para mantener el flujo dinámico es que de algún modo (vía
inversión extranjera, préstamo o mecanismo de redistribución) el superávit del
país A se destine al país B para mantener la capacidad de B de comprar los
productos que A le quiere vender. Tal cosa se llama “mecanismo de reciclaje de
superávit”, algo que los mercados no producen por sí solos. Su ausencia, argumenta
Varoufakis, genera desequilibrio e inestabilidad en la economía a escala
europea y mundial. Varoufakis ha desarrollado en
otras ocasiones cómo una unión monetaria asimétrica no puede funcionar sin
mecanismos de reciclaje de superávit, con los que los centros de los sistemas
económicos financien el desarrollo de las periferias para un progreso económico
compartido.
En un libro muy pedagógico y como buen griego, lleno de mitología,
Varoufakis hace primero un recorrido por el devenir político-económico del
siglo XX para situarnos en el contexto en el que se empiezan a formar estos
dobles déficits. Para los poco versados en Historia Económica, baste decir que
la I Guerra Mundial mermó seriamente la base productiva y humana europea e
inició el ocaso de Europa como área hegemónica en el desarrollo occidental. En
el periodo entre guerras hubo algunos tímidos intentos por parte de EEUU de
ejercer la nueva hegemonía, desarrollando acuerdos monetarios como el Patrón
$-oro, que la Gran Depresión no dejó que se consolidaran. La IIGM fue el golpe
definitivo. Acabó con Japón destruido por 2 bombas atómicas, y Europa muy
endeudada.
En 1947 se concreta en Bretton Woods un acuerdo monetario por el
que todas las monedas se fijan al $, que se convierte en la principal divisa de
cambio internacional. Este pacto facilita lo que Varoufakis llama el Plan
Global, según el cual EEUU, que históricamente había sido nación deudora, se
convierte en el acreedor mundial. Así, alrededor de EEUU se generó un sistema
de flujos económicos, por el que EEUU ejercía su papel de prestamista
internacional para financiar la demanda hacia sus propias exportaciones. En las
negociaciones de Bretton Woods es famosa la disputa entre los economistas HD
White y JM Keynes, negociadores por parte de EEUU y Reino Unido respectivamente,
por la falta un acuerdo específico sobre el reciclaje de los superávits
americanos. EEUU acabó desarrollando ese papel, pero a falta de un mecanismo
formal, se reservó el derecho a hacerlo a su antojo.
Así, para generar suficiente demanda para sus productos creó 2 áreas de influencia alrededor de Alemania (la UE) y Japón (el Sudeste Asiático): dos países derrotados en la IIGM, salidos del fascismo, humillados y con mucha necesidad de tutela: un target fácil. De los años 50 a los 70, EEUU reciclaba sus superávits mediante la inversión extranjera directa en Alemania y Japón, generando desarrollo económico en esos países y por tanto demanda para sus exportaciones, bajo la hegemonía del $ como moneda de cambio mundial. Este periodo se conoce como la Edad de Oro del capitalismo, ya que en ningún otro periodo ha habido tasas de crecimiento tan elevadas ni la prosperidad ha sido compartida por una mayoría social tan amplia.
Así, para generar suficiente demanda para sus productos creó 2 áreas de influencia alrededor de Alemania (la UE) y Japón (el Sudeste Asiático): dos países derrotados en la IIGM, salidos del fascismo, humillados y con mucha necesidad de tutela: un target fácil. De los años 50 a los 70, EEUU reciclaba sus superávits mediante la inversión extranjera directa en Alemania y Japón, generando desarrollo económico en esos países y por tanto demanda para sus exportaciones, bajo la hegemonía del $ como moneda de cambio mundial. Este periodo se conoce como la Edad de Oro del capitalismo, ya que en ningún otro periodo ha habido tasas de crecimiento tan elevadas ni la prosperidad ha sido compartida por una mayoría social tan amplia.
Sin embargo, durante la tumultuosa década de los 70, varios
factores contribuyen al final del Plan Global. Por un lado, la Guerra del
Vietnam y la Guerra Fría en general salen más caras de la cuenta y EEUU empieza
a abusar de la máquina mágica. La subida del precio del petróleo genera una
crisis de liquidez. La supremacía del $ y el acuerdo monetario internacional se
basan en el compromiso de convertibilidad en oro. Pero la masa monetaria de
EEUU ya se había descontrolado y la Reserva Federal no tenía oro para convertir
todo los $ que había impreso. Es entonces cuando EEUU entiende que perder su
posición de superávit y suspender la convertibilidad del $ es inevitable y
decide utilizarlo a su favor. ¡Los Bancos Centrales
del mundo tienen las reservas llenas de $ y Bonos del Tesoro Americanos! A
nadie le interesa que el dólar se desplome. Como dijo un alto funcionario
estadounidense de la época “It’s our currency but it’s your problem!” ¿Por qué crecer a base de vender a otra gente, cuando puedes
crecer a base de que otra gente ahorre el dinero que tu imprimes con tu máquina
para que te lo gastes tú?
Estos
acontecimientos acaban por revertir el sentido de los flujos económicos y
provocan una grave recesión en todo Occidente, con la combinación de
estagnación (estancamiento económico) e inflación, una paradoja económica en el
funcionamiento normal del capitalismo, para la que ninguna teoría económica
tiene respuestas. EEUU
asesta el golpe mortal a Bretton Woods con una subida brutal de los tipos de
interés, atrayendo grandes masas de capitales mundiales. Con este gesto
magistral, EEUU pasa de ser acreedor a receptor neto de dinero y nace el
Minotauro Global. Por el camino crea la primera crisis mundial de deuda porque
los tipos de interés del 20% hunden la capacidad de pago de los países en
desarrollo.
Los años 80 inauguran la época de expansión del doble déficit
americano. ¿Cómo funciona este nuevo sistema de flujos? EEUU imprime y gasta $
por todo el mundo. Las empresas ganan dinero, y lo invierten. ¿Dónde? En Wall
Street. Y Wall Street a su vez convierte ese dinero en préstamos para que la
gente siga gastando. EEUU sigue siendo el epicentro del desarrollo económico
mundial pero esta vez a base de tomar prestado del resto del mundo. El dinero
va y viene de EEUU en espiral creciente. Este nuevo orden de cosas se sustenta
gracias a la íntima colaboración de lo que Varoufakis llama las “sirvientas del
Minotauro”, a saber: el propio Wall Street, la teoría económica neoliberal,
Reagan, Thatcher y Walmart (como veremos en breve).
Es evidente que sin Wall Street atrayendo los superávits
mundiales, EEUU no hubiese podido sostener su déficit. El tamaño de la bolsa
americana se vuelve monstruoso: antes de la crisis, el 70% de los flujos de
capitales mundiales pasaban por Wall Street, de 3 a 5 billones de $ al día.
Para sostener el ritmo vertiginoso de financiarización que provoca el Minotauro,
Wall Street crea un dinero privado, tóxico, a base de CDO (Collateralized Debt
Obligation) y CDS (Credit Default Swap). Brevemente para quien no lo sepa: los
CDO son activos formados por pedazos de distintas hipotecas a distintos tipos
de interés con distinto riesgo de impago empaquetados en un solo producto. Con
estas triquiñuelas los grandes bancos de inversión convencían a sus clientes de
que compraban un producto de bajo riesgo, creyendo que este estaba
diversificado cuando en realidad estaba oculto. Los CDS son seguros contra el
impago de una deuda. La diferencia entre un CDS y un seguro normal es que para
comprar un CDS no necesitas ser titular de la propiedad asegurada. Es decir que
gano dinero si se quema tu casa. ¡Pues voy y le prendo fuego! Y si compro un
CDO y un CDS, gano cuando los deudores pagan, ¡y también gano cuando no pagan!
¡Negocio redondo!
Estas imprudencias de Wall Street encontraron su apoyo en una teoría
económica que proporcionó el marco intelectual y político neoliberal. Esta
"teoría de la oferta" se basa en dos premisas: 1) Los agentes son
racionales y 2) Los mercados son eficientes. Así que haced el favor de dejar en
paz a los racionales inversores y su eficiente mercado de Wall Street. Este
nuevo orden político-económico fue impuesto a golpe de mano de hierro por
Reagan y Thatcher, con el argumento de que el enriquecimiento de los ricos y la
desregulación de su actividad empresarial y financiera acabarían teniendo
repercusiones en el resto de la sociedad. El Estado no debe meterse en la
economía más que para su función primordial, la defensa nacional, la expansión
militar.
¿Y qué pinta Walmart? Es el paradigma de un modelo empresarial que
prolifera con el Minotauro, basado en el low cost. En efecto, la globalización,
la desarticulación sindical y la desregulación del mercado laboral provocan que
el salario medio que percibe una persona trabajadora no mejore desde los 70 en
EEUU. Pero la producción de abundancia ultra-barata permite mantener a raya las tensiones sociales por unos
salarios cada vez más bajos. Y evidentemente, todas estas empresas crean su
rama bancaria para financiar préstamos a quien quiera consumir más, que el
dinero tóxico de Wall Street es abundante y los productos financieros derivados
permiten convertir los préstamos en flamantes CDOs y ¡que el ritmo no pare!
En conclusión: el Minotauro Global se basaba en y dependía de unas
dinámicas en asimetría creciente. La expansión de la hegemonía americana se ha
construido sobre la "desintegración controlada de la economía
mundial", en palabras de Paul Volcker. El estallido era inevitable. Varoufakis
hace un gran resumen de lo que la Crisis que empezó en 2008 supuso en cantidad
de pérdidas del sector financiero que el sector público cubrió inyectando dinero
ilimitado en la economía: más de 10 trillones de $, el 13% del PIB mundial. Un
rescate incondicional que debilita el Estado y desencadena una Bankruptocracy, la dictadura de los
bancos fallidos, mal traducido aquí como bancocracia. La resolución de la
crisis en forma de rescate sin castigo, socialización de pérdidas y estímulo
financiero sin estímulo a la economía productiva ha acabado otorgando un peso
político incontestable a la economía "del
1%, por y para el 1%".
La parte final del Minotauro Global está dedicada a la crisis
europea. Recordemos que EEUU ayudó a Alemania a crear la UE como su zona de
influencia. Con ella se fragua un pequeño simulacro de "Plan Global",
un sistema de estructuras productivas asimétricas y posiciones de balance en
creciente desajuste para generar superávits en Alemania que sirvan para
financiar los déficits de EEUU. La crisis de la UE es la evidencia que refuerza
el análisis de Varoufakis: el problema viene de la ausencia de un mecanismo de
reciclaje de los superávits alemanes al resto de Europa. A pesar de que esta
necesidad se señala en varios informes que precedieron la creación de la Unión
Monetaria, se omite en el tratado de Maastricht, según Varoufakis,
deliberadamente, igual que con Bretton Woods, para que Alemania decida con
independencia qué se hace con sus superávits (o más bien para salvaguardar su
desvío hacia Wall Street).
La Crisis Europea empieza bastante como en EEUU, con los bancos declarando
bancarrota y siendo rescatados con liquidez a tutiplen. El problema añadido es
que, a diferencia de en EEUU, cada Estado es responsable de rescatar sus propios
bancos, de manera que las grandes deudas de los bancos privados se convierten
en deuda pública de cada Estado. Imaginaros que cuando EEUU salió al rescate de
Bear Stearns hubiese dicho, uy, este banco es de NY, que sea el Estado de NY
(8% del PIB de EEUU) el que se haga cargo de él. Pues eso es lo que ha pasado
en Europa. A falta de un mecanismo de estabilidad financiera común, ni de un
prestamista común de último recurso (el BCE lo tiene prohibido), los países de
la periferia, superados por los rescates bancarios, y con dobles déficits, son
víctimas de ataques especulativos sobre sus deudas.
Si el Minotauro Global es un libro imprescindible para comprender
la evolución de la economía mundial en el último siglo y como esta ha desenlazado
en una crisis económica sin precedentes, Varoufakis ofrece, partiendo de su
marco analítico, una discusión no menos interesante sobre el futuro sin el Minotauro,
a modo de conclusión. Sin un agente económico central que organice los flujos
económicos mundiales contrarrestando los desequilibrios productivos y
comerciales con un mecanismo de reciclaje de los superávits, el capitalismo
global es un sistema inestable. Está por ver si China es capaz y está dispuesta
a desarrollar ese papel.
Muy buen artículo, la mejor reseña que he leído de 'El Minotauro Global', hay que estar atentos a Varoufakis porque después de ser protagonista en las negociaciones de Grecia con la Troika tiene mucho que contar y analizar... ¿Crees que podría llegar ser el Keynes de la Gran Recesión? Saludos y aquí te dejo enlace a mi blog 'capitaclismo'... http://capitaclismo.com/
ResponderEliminarHola Jorge, muchas gracias por tu comentario y por darme a conocer tu blog! Aquí Varoufakis ya ha abierto la boca...
Eliminarhttp://www.newstatesman.com/world-affairs/2015/07/exclusive-yanis-varoufakis-opens-about-his-five-month-battle-save-greece
las consecuencias para el futuro del Euro y de la UE son nefastas. Seguimos en contacto!
Se ha publicado en la página Grupo Tortuga una pequeña selección de argumentos de Varufakis.
ResponderEliminarPara presentar la tesis de "El minotauro global" he citado este resumen porque está muy bien escrito.
La selección: http://www.grupotortuga.com/Sabe-usted-que-piensa-Varoufakis
Un saludo.
Muchas gracias, Super8nm, por la difusión! Un saludo!
Eliminar¡El asunto es tan viejo! Cuando un mercader, un industrial, un capitalista 8o una clase social de estos) gana dinero en base a habilidades, a ventajas comerciales, empleo de tecnología etc. lo hace siempre respecto a un contexto. El resto de trabajadores y productores, el resto del mundo. Esta ganancia tien un límite, marcado por la incapacidad de su clase social, o de las clases pobres, para seguir comprando lo que ofrece. Las historia de redistribución de las ganancias son, entonces una constante en la historia económica, sobretodo desde el momento en que esta avanzó hasta convertir un sistema mercantilizado en el paradigma de toda una sociedad. Las csesiones periódicas a los obreros en las revoluciones del siglo XIX y principios del XX, el nacimiento del estado del bienestar alemán, los planes de estímulo social y laboral post crisis del 29, la apoteosis del bienestar post Bretton Woods en EEUU en que el trabajador se comprometía implícitamente, a través de la subida de su sueldo, en seguir aumentando su consumo futuro. El problema, arrastrado desde hace más de 40 años, es que en los países desarrollados, esta "redistribución exitosa" ha llegado a unos topes por una cierta madurez de su economía: no hay mas sectores de la economía que reconvertir, una vez que se ha terciarizado al máximo la economía, y los apetitos, necesidades deseos de consumir del individuo tienden a declinar; amén que el incremento de la productividad. Dicho en otras palabras. Las curvas de incremento de la productividad de la industria, y de incremento del consumo, tienden a solaparse, con lo que no hay margen previsión, de beneficio futuro.
ResponderEliminarLa única salida que yo veo, es precisamente la que propone Varoufakis: sólo que en esta ocasión, a diferencia de en el pasado, la "redistribución" -equilibrio entre los beneficios invertidos y el crecimiento de los salarios- tiene que hacerse, ¡novedad en la historia! a nivel trasnacional, a nivel global. Sólo la resistencia de los países más desarrollados y su situación de dominio en las finanzas y las divisas internacionales, es la que impide, bloquea, que ese nuevo fenómeno de redistribución, que podría salvar, una vez más, al capitalismo global, se lleve a cabo. De ahí una crisis que se lleva arrastrando 8 años, y lo que le queda.
Estupendo resumen de El minotauro global. No soy economista pero voy a intentar explicarme lo mejor posible. Me parece que la inexistencia de un mecanismo internacional de reciclaje de superávits quiza se deba, entre otras cosas, a un problema que subyace en el fondo de la cuestión:en el sistema capitalista muchos no comprenden la verdadera naturaleza del dinero. El dinero no vale nada en sí mismo, pero es el único medio de cambio del que disponemos, lo cual lo convierte en la verdadera savia de la economía (por eso lo llamamos dinero fiduciario). Si eso se comprendiera, tal vez entenderíamos que es necesario que todas las sociedades dispongan de él en cantidades suficientes como para poder absorber el superávit de los países productores. Los grandes acreedores mundiales deberían aliviar a los países deudores de la carga impresionante que supone la deuda, para que éstos pudieran crecer y consumir esos superávits productivos. Lo malo es que en el capitalismo actual el peso de la economía financiera cada vez es mayor en detrimento de la economía productiva. Y está financiarización de la economía mundial está desnaturalizado el propio valor del dinero.
ResponderEliminarPor supuesto esto se hace en beneficio de unos pocos, que se están forrando a costa de la miseria de gran parte del mundo. Los países de la periferia europea nunca podremos acceder al dinero que necesitamos para recomponer nuestras economías hasta que no dispongamos de soberanía monetaria.
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